4 de junio de 2013

Ficción

¿Crees que puedes hacer ficción con todo? La elocuencia de una bisagra, y a veces la de un mimo con mucho que decir. La normalidad se interrumpe, y lo veo en los libros que se dejan de leer, en las llamadas que se dejan de hacer. En esa puntualmente sagrada y sagradamente puntual capacidad de saber sabotearse. Hay que saber hacerlo, hombre. Y no digo que yo lo sepa. Pero puta que hay que saber... saber cuando callarse, cuando decirlo y cuando dejar de dar y recibir importancia. Pero, ¿se esconde alguna planta cuando recibe mucho sol? Se quema. O se adapta, sí. Más prefiero compararme con un perro callejero, que nunca estando perdido pero siempre dando la idea de que sí (idea de que sí, idea de que no), te sigue las cuadras que te faltan. ¿Es esa tu ficción? ¿Es por eso que te lo preguntas, realmente? ¿O es porque vas llegando al fin de la página y quieres cerrar la idea? ¿Vas a cambiar de página y seguir, y ver qué pasa? ¿Crees que puedes hacer ficción con todo? Te equivocas.

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