7 de mayo de 2013

Así

Con la misma naturalidad con la que la mano que lleva el dedo que lleva al lente, que lo empuja y lo hace trepar por el tabique, así. Con la misma ilusión con la que se apela a una promesa que a todas luces no se va a cumplir, tal cual. Con la misma honestidad con la que se escribe en prosa algo que se pensó en verso, similar. Con el mismo llanto silencioso con el que intentas arrimarte a una enumeración caótica en la que no tienes cabida, así. Y de la misma forma en que no podemos saber porqué hacemos trepar por el tabique unos lentes cuando no los tenemos puestos, ni cómo dejar de esperar una promesa, ni cómo evitar escribir en prosa, ni cómo dejar de intentar arrimarse a la letra ajena, podemos ver que hay gestos que se fosilizan. Así también la pena.

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