21 de junio de 2012

Lucidez

Ya quedábamos pocos, y cada vez menos atentos. Pero dentro de todo, sí tuvo un rato de lucidez que intenté recuperar,
que fue como:

- ...'Cambio' es una palabra que se ha manoseado mucho, pero sí, yo confío que en algún momento veré un cambio de verdad. Mi problema es hacerme entender porque rara vez los cambios se han hecho con batucadas, ni con gente bailando al ritmo de sonoras o bandas, qué sé yo. Está claro que podrían bailar hasta la muerte antes de que alguien se moleste en preguntarse porqué bailan, mucho menos harían algo por ellos. Triste es que lo mismo pasa con las huelgas de hambre. Esas medidas de presión muy pasivas, a mi parecer. Yo creo que el cambio viene desde el poder, quizás impulsadas por gestión ciudadana, pero siempre es el poder el que determina qué es lo que se cambia, y qué es lo que no. Y cuando digo 'poder', me refiero al poder político necesariamente. Y en el mayor de los casos, ese es el problema. La gente que tiene poder hace más menos los mismos cambios, con tal de que el poder se quede donde mismo.. probablemente, eso haríamos cualquiera de nosotros cinco acá. Y siempre ha sido así. Sírveme otro poco?

¿Que qué haría yo? Lo que nunca se ha hecho. Muy pocas veces en la historia se ha atentado contra el poder con éxito, y aún en menos ocasiones hemos visto que gente se las ha arreglado para vivir sin alguien dominando sus vidas. A veces ese alguien es un grupo de senadores, un emperador, un presidente, o un amigo imaginario. Muy pocas veces, en serio, al menos en la historia oficial. Por eso, la única forma de disminuir el poder es dividiéndolo en el mayor número de personas. Eso, o aboliéndolo. En el fondo, ¿quiénes deberían tener poder? Todos y ninguno. La otra vez leí, ponte, que considerando todos los bienes y recursos que existen en el mundo, hay cosas que si las repartiéramos equitativamente, todos podríamos tener. Entre esas cosas: una bicicleta. Imagínate, sobran las bicicletas, pero aún así creemos que necesitamos el petróleo. De esas mismas cosas, están los zapatos y la comida. Pero ahí tenís niños descalzos y desnutridos. Pero qué pasa cuando todos tienen de todo, qué es lo único que no se puede comprar? Exclusividad. Y eso, en la deforme autoestima de ciertas personas, está la concepción donde un objeto te define, y en los casos más terminales, una marca.

- Dale color - interrumpió el más jocoso del grupo, desatando las risas en los rostros que habían estado tensos mientras escuchaban incómodamente.

Se tomó el resto del vaso en silencio, de brazos cruzados, pensando que quizás le habló a la audiencia equivocada.

19 de junio de 2012

Los mil vidas

La ciudad cultiva locos. Y este grupo que pasaré a describir no es sino un ejemplo de estos locos que, ayudados por la estadísitica de una ciudad cada vez frenética, terminaron por encontrarse.