20 de agosto de 2010

Trasnoche

Hoy soñé que veía una película de terror. Habían los típicos personajes que escapan de una muerte segura en él. No reconocí a ninguno de los que salían ahí, y no me pareció interesante en lo absoluto, pero la película terminaba con la televisión apagándose por sí sola. De la nada, se fue a negro, y lo único que vi fue mi reflejo distorsionado en la oscura pantalla inerte. Según mi experiencia en películas de terror, o películas en general, cualquier película que terminase con el truco de lograr apagar el televisor del espectador debía considerarse una buena película, por muy mala que haya sido la trama. Luego, no sé si decir 'segundos' porque no existe el tiempo en los sueños, o al menos como lo conocemos aquí en la realidad, pero unos instantes después, el desperfecto del televisor ahora despedía un especie de humo por la parte de atrás, y de un momento para otro - así como suceden las cosas en los sueños - ahora el humo era un malintencionado espíritu, la mismísima muerte que me venía a buscar.

Exaltado, sentado en la cama, miré alrededor. La noche, los perros, los focos y el haz de luz que se dibuja hacia el centro de la habitación. El miedo a la muerte que vence, una, de las tantas batallas.