8 de septiembre de 2010

Dialogar

- ¿Qué te pasa? - me preguntó como si no entendiera realmente y como si realmente quisiera saber. "El que no entiende una mirada, mucho menos va a entender una larga explicación". Casi me convence con su inexpresivo cinismo pero yo ardía por explicaciones pendientes, es que son esas mismas cosas que se encuentran en ese puto punto medio donde no sabes si acostumbrarte a los hechos - porque no cambiarán - y donde meditas conscientemente sobre cómo solucionarlas, y es en esa que te la llevas, en ver si tienes tienes que acostumbrar a esta estupidez de cine mudo, o no, porque no es que no quiera hablar, de hecho, soy un convencido creyente de la capacidad del diálogo, pero es que si siento que tendré que hacer las dos mitades del diálogo, me empiezo a agobiar... y agota pensar que tengo que volver a explicar mis formas de hacer las cosas, que todo implica una explicación, siendo que nunca ha sido más sencillo; priorizo intuición sobre razón, gesto sobre discurso, entendimiento sobre confrontación; considero ceder como un gesto compromiso real al otro, y no como una infantil noción de ser más débil al discutir. Pienso, entre otras cosas también, que no es ningún secreto que me afectas como el calor al viento, desde mi ánimo hasta mi percepción sobre las cosas, y no me siento avergonzado de cómo me siento, de dónde viene esa necesidad de pretender que nada pasa? Por qué preguntarías algo si no quieres la respuesta? Y yo al pensar en responderte, tropiezo a cada paso mental con las cosas que quizás no quieras escuchar, las que no quiero decir, y las que no estoy dispuesto a escucharme decir. Ese tropiezo es natural, quizás. Sería el freno natural a medirse para no herir, y avanzar. Casi de supervivencia. Paro, miro, y escucho, como dicen.
- Ya nada - contesté.

5 comentarios:

  1. un gran parentesis. dentro de la cabeza parecia menos de lo que se ve en palabras escritas.

    go dali!

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  2. Excelente explicación para los silencios...
    ni que hubieses leido mis pensamientos...

    Como siempre... seco Dali...

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  3. Tropiezos y supervivencia...

    Me gusta leerlo amigo.
    Abrazos.

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