5 de noviembre de 2013

Perdidos sin estarlo

De lo que veíamos alrededor, los perros ladrando, la gente bailando, las nubes sobre nosotros y sus formas. Yo no conozco muchas, pero sé que hay una que se llama lenticular, pero como nunca la veo, nunca va al caso. Se acercan los perros, yo hago como que te cuido porque en realidad no hace falta. Siempre he pensado que los perros dan la impresión de que están perdidos, sin nunca estarlo realmente. Me gusta cómo vienen como buscando algo que sabían que no encuentran aquí, vienen como pasando, revisando. Tú no podrías verlo porque te escondes en mi ropa, rogando que se vayan. ¿Tendrán hambre? No creo, es cosa de mirarlos. Les va bien. Y los veo irse, y con el rabillo del ojo miro lo que piensas, y te has quedado en otra cosa que ya hablamos, o que ya hablaremos. Hace rato habíamos hablado también de la honestidad sin miedo, pero ya hablábamos de nuevo sobre lo rico que es dormir y comer. Comer y dormir. Qué comer, y cómo dormir. O no dormir en lo absoluto. Y en vez de eso, madrugar. Y cómo madrugar. Cambiar de tema es natural; es bajar un escalón y cambiarse de vereda. Y la gracia de cambiarse de vereda es ver todas las vitrinas, sin comprar nada necesariamente, pasear por gusto. Porque por principio, no hay nada más interesante allá que en esta vereda de acá, y así vamos como perdidos sin nunca estarlo realmente. Ese recorrido lo hacemos los dos, tristemente, hay otros que hacemos por separado. Yo a veces me pierdo, y voy pretendiendo no estarlo. Me pregunto cosas, me respondo otras por mi cuenta. Hago acuerdos, compromisos, y me doy plazos límites unilateralmente. Hay pésimas ideas en ese infierno. La peor es la posibilidad de no tener que ver contigo. Porque si no es así, en este pasto, en esta calma, en estas nubes sobre nosotros, afirmo no querer ninguna otra cosa que no se le parezca. Y mi recorrido es caótico y errático, y lo peor de todo, es eterno. Tú haces otro recorrido, el tuyo propio, que nada me compete, pero a ver si al final nos encontramos. Antes de que te pusieras de pie, te detuve. Amor, vamos a alguna parte? Sí, ps', acompáñame a comprar es que muero de hambre.. Pero yo me refiero a si vamos - a alguna parte. Sonreíste.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario