Unos piensan hacia dentro, o hacia arriba, o hacia afuera, y así intuitivamente vas sabiendo de lo que hablo. Y después para celebrar nuestra diferencia y justificar nuestra naturaleza, diremos que somos los únicos capaces de hablar de dirección, por solo esa capacidad de proyectar un vector desde la punta del dedo, y así hablar de lo mismo. Apuntamos la niña de los pantalones, los árboles, la injusticia. Apuntamos y hablamos. Nos apuntamos los unos a los otros, pero nunca a nosotros mismos.
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