20 de agosto de 2007

"Así tanto te quiero"


La misa era a las 7:30 de la tarde, y como quedaba un poco lejos, y había que ir caminando, había que salir entonces un poco antes. Yo sabía que algunas de mis tías llegarían allá, asi que al menos veríamos otras caras conocidas, porque por lo que yo sabía iba a ser una misa común de día domingo, pero que en el transcurso de ésta harían una pequeña mención a los 25 años de matrimonio de mis padres, entonces la iglesia iba a estar llena de gente que comúnmente va a misa los domingos.
Entramos con la parsimonia (o poco entusiasmo, de mis hermanas y yo, como era el caso) con la que se entra a la iglesia. Mis viejos, los dos sentados en una de las primeras filas, nos indicaron que no nos sentáramos muy atrás. Asique nos sentamos justo detrás de ellos. Mi mamá con un vestido floral como nunca antes la había visto. La señora regia, digo yo. Como que radiaba, con el vestido de vivos colores, o como que aún más tomada del brazo de mi padre. Una de dos, o ambas. Él, con una pinta de caballero, me daba la sensación de estar ahí esperando de pie, ansioso y no tanto. Todo al mismo tiempo. A mi papá lo conocí ya con su poca afinidad para ir a misa. Pero ahí estaba. Estaban los dos, él y ella.
Avanzada ya la misa, ya esperando que todo este compromiso pasase rápido, empecé a sospechar el momento de la mención. Aunque estaban de espaldas a mí, podía sospechar cómo se sonreían. El cura habla, repetía, saludaba, y pedía por otras personas. "También damos gracias, porque en un día como hoy, la señora Ana Ordenes y Eduardo Yutronic se unieron en santo matrimonio. Ellos celebran hoy 25 años de matrimonio. Sus bodas de plata". Las sonrisas se dispararon con ternura en todas direcciones. Mis tías a ellos, yo a mis hermanas, ellas a mis tías. Y noté que, aunque no se movieron para nada para no interrumpir en la menor forma la ceremonia, se acercaron en un tierno abrazo que sólo se logra después de mucho conocerse.
Ya todo indicaba que el cura pronunciaría esa frase con la que todos saben que es hora de irse, en vez de eso dijo: "Invitamos a pasar acá adelante a la señora Ana y a don Eduardo para celebrar nuevamente su unión". Eso no me lo esperaba? Mis hermanas tampoco. Mi mamá mira a mi papá, y a juzgar por su cara, tampoco se lo esperaba. Don Eduardo se adelanta, y ayuda a bajar el escalón que los separaba del altar, y comienzan a caminar hacia él, donde está el cura esperándolos. Un nudo empezaba a armarse en mi garganta..

Desde que tengo memoria, en todos los hogares en los que he crecido, siempre había en alguna pared una guitarra ornando la casa. Recuerdo que sino hasta que una vez, cuando tenía 12, con fiebre o algo, sin poder ir al colegio, entonces sin mucho que hacer, la descolgué de la pared de la pieza. La miré más de cerca. Intenté sacarle algún sonido, pero nada. Sabía que había que poner los dedos en alguna parte específica, pero no sabía dónde. Ese día en la noche, le pregunté algunos acordes a mi papá, sólo algunos pocos, para ir soltando los dedos. Bueno, de ahí no paré. Lo curioso fue que nunca, sino hasta hace poco tiempo, reparé en la guitarra, en el puente que sujeta las cuerdas, una pequeña placa de metal, de como una pulgada, ya algo opaca. "Así tanto te quiero", tenía inscrito. Y tenía su historia. Cuando estos dos personajes pololeaban, y pasaba que peleaban, mi viejo solía aislarse en su guitarra - prestada, no era suya - y quedarse ahí, aún cuando mi mamá quería acercársele para solucionar. Una navidad, le regaló esta guitarra - que yo llevaba un tiempo tocando - sabiendo que se arriesgaba. "la guitarra era el enemigo, po". "Así tanto te quiero". Y la guitarra era el recordatorio, el tierno recordatorio de un constante manifiesto.

Hace algunos días, un almuerzo de domingo, estaba sentando, comiendo lento, pensando en cualquier cosa, disimulando el almuerzo común. Es que antes de bajar a comer un amigo me había escrito, "loco cachabai que si no toma conciencia el hombre se acaba como por el 2050". De hecho, ni siquiera estábamos hablando, y me dice eso. Son como esas frases locas disparadas, que no tendrían tanto efecto si es que te la dijera alguien que ya conoces, o con el que ya conversabas. No es que haya sido la primera vez que haya que tenido que lidear con un anuncio apocalíptico. Pero pasa que de vez en cuando me dejan un poco inquieto. Como el otro que leí del meteorito. Pero también pasa que en esos momentos, entonces, empiezo a aterrizar, a ver lo que hay, lo que tengo. [Generalmente, acabo dando gracias]. Estoy sentado en la mesa redonda de mi comedor. A mi izquierda, mi viejo. A mi derecha, mi mamá. Frente a mí, está sentada mi abuela. Comentan el guiso, la ensalada. La conversación es liviana, pero pasa delante de mis ojos. Como una secuencia muda, no los oigo, los miro. Mi rostro disimula efectivamente a un "yo" que se ve en cualquier almuerzo. Por dentro: los grababa, me guardaba este momento de la nada. Cuándo más se daría esto? mi único padre, mi única madre, mi única abuela. Muchos momentos están atados a circunstancias que nos parecen inviolables. Es la costumbre la que nos malcría, pero por alguna razón a mí no tanto. Con cada cucharada de mi almuerzo, mis ojos van de lado a lado, atentos registrando sus gestos. Voy desapercibido, ellos no lo notaban, pero yo me preguntaba, 'Cuándo más?'... iba sonriendo, y la conversación no me entretenía.

Ahora, una vez más. Comenzaba a mirar atentamente. 'Cuándo más?'. El cura los esperaba de pie con el altar a sus espaldas con su pose de cura de manos juntas, ya saben. Para mí no fue el cura, tampoco era el rito, claro que no. Eran las figuras de esas dos personas. De la mano, y hacia adelante. Como siempre los vi. A pesar de todo.. y nosotros sabemos, cierto? Así los vi yo, y así aprendí que tiene que ser.. Yo realmente no me di ni cuenta, pero cuando lo hice vi que en mi cabeza sucedían una innumerable cantidad de imágenes, mientras el hombre de sotana nombraba los 25 años. "25 años?" Llevaban más tiempo entendiéndose que yo viviendo. Mucho ha pasado hasta ahora, que comienzo a asimilar a un ritmo abrumador. Domingos en la mañana significaba ver tele todos juntos, con tal tirarnos sobre su cama. Las navidades. El departamento de purísima. Los cambios de casa. Las Conversaciones hasta el llanto, pero con siempre posterior acercamiento. Los videos hogareños. "Papá, puedo filmar?" x 301 veces. Otro cambio de casa. Caldera, los que podíamos juntos. Cuando vi nevar a tu lado. "Cuándo más?" Los viajes. La casa que se construyó. "No te vemos", "Estoy cansada", "Deja el cigarro, por favor..." Ya todo era más que yo, me pesaba, me abrumaba. Con ese discurso bien familiar "Yo, Eduardo... tomo por esposa..." comenzaba a cerrarse la misa.. y yo iba queriendo que no terminara.
Escuché el resto de la misa, emocionadísimo. Creo que hasta "di la paz", bueno, eso hasta puede llegar a ser entretenido. :)

Hay miles de formas en las que las cosas pueden resultar. Como sea, sé que hubiesen estado ahí.
Los quiero.

9 comentarios:

  1. Era esto lo que estabas escribiendo?

    Francamente, alcancé leer hasta la mitad. Mañana concreto, porque me cago de sueño (que prosaico yo)

    Hombre, necesito que me ayudes con el coso de tejatcher, porque de alguna manera tengo que imprimir.

    Y ríase nomás, que yo rabié harto por el asunto, pero igual saqué mis risas, por ahí >:)

    Estoy preparando baraja nueva (uuuuh!)

    Nos vemos!

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  2. increíble.



    yo miro ahora por mi ventana. No es mi ventana. No comí con mis papás








    ...


    quizás cuando lo haga de nuevo.

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  3. Pasa que ese cariño llega a tal punto que se convierte en algo inefable.

    Ahí entra el detalle. Entra lo simple. Entra el almuerzo.

    Al mismo tiempo creo que deberíamos archivarlo en medio de un malentendido porque también puede ser la última vez. Nunca más...

    Saludos

    (Toda historia tiene más de un lado)

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  4. Suelo llorar por todo, pero NO por cosas que leo, Y Dali, ni te explico el moqueo infinito y las lágrimas hasta deshidratarme que me has dado; y llega justo, mi sobrina hoy me entregó una carta diciendome que me quiere y con un dibujo de mi gata.
    Tienes razon, uno lo mira tan normal, y derepente se da cuenta que o puede ser el último o que ya es importante porque sí.
    Sigo llorando, fuck, Felicidades a tus padres, mis padres ya llevan como 30, con las peleas, amenazas de muerte y de incendiar la casa, pero siguen juntos, y se quieren caleta.
    Ya, me iré a dormir a ver si puedo dejar de llorar. Es demasiado fuerte para mi.
    Cuidate pequeño

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  5. ya te dije :)
    pero no todo, igual me gustaría, porque tienes mi confianza :)
    ojalá se de el momento. (miedo.)
    graacias de nuevo (K)
    oye, me encantó tu entrada :)

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  6. Ay Dali.
    Lo leí. Hermoso: porque veinte años no pasaron en vano entre mis padres (hubo muchos golpes de por medio y una noche tristemente memorable en que ella casi murió ahorcada, pero eso es para Pasiones y no para tu blog).
    Ah, tú y tus lentes tiran mucha pinta. Ojalá unirme alguna vez a sus almuerzos allá en el tercer piso. Nos vemos por ahí.

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  8. Empezar sin un destino claro y una Fe que nos enseña a no perder el camino que no es cierto. Empezar sin escoger nada, ni nombre, ni nacionalidad, ni familia, pero aun asi facilmente nos acostumbramos a ellos, a TODOS ellos.
    Costumbres esenciales que se vuelven precindibles para seguir, imprecindibles para caer.

    Y despues de todo, TODAS son unas putas exepto mi hermana y mi madre...

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